
• Tener la profunda convicción de que podemos aspirar a un mundo de armonía entre mujeres y los hombres, respetando las diferencias étnicas, sociales y de pensamiento. Construir un proyecto de país que garantice el lugar de todos y de cada uno; de todas y de cada una.

• Concebir al desarrollo como la dinámica en la cual las personas tengan la oportunidad de satisfacer sus necesidades básicas, desarrollarse integralmente, vivir sanamente, expresarse abiertamente y participar en las decisiones que afectan a su desarrollo.
• Estar claros que en esta crisis mundial del capitalismo, el objetivo es defender al empleo por encima de las ganancias del capital especulativo y financiero.
• Aspirar a que el acceso al empleo para todo hombre y toda mujer conlleve la garantía de la seguridad social.
• Perseverar en la mira de que la educación sea el instrumento de formación del espíritu crítico con el cual las nuevas generaciones se inscriban y aporten sus destrezas y capacidades al desarrollo del país. La educación entendida como formación integral de los individuos y del fomento de nuestra identidad, no como campos de entrenamiento de la fuerza de trabajo maleable a los intereses y vaivenes del capital.

• Reconocer los códigos de comunicación de las nuevas generaciones, sus espacios de identidad sociales e informáticos, fomentando su participación creativa y positiva.
• Trabajar por democratizar el acceso a la tecnología digital e informática, signo de los tiempos que hoy por hoy profundiza la brecha de la desigualdad.
• Defender al carácter laico del Estado que inauguró Juárez el Grande y que es la garantía de la coexistencia libre, tolerante y civilizada de la gran diversidad que representamos las mexicanas y los mexicanos.

• Creer que la política es un medio de contacto y articulación entre los segmentos sociales y no un negocio mediático ni de empresas de promoción de las personalidades.
• Sostener la convicción de que los derechos de las mayorías sociales deben marcar el rumbo al país, y que las minorías deben tener cabida en el proyecto de nación en la medida de sus justas reivindicaciones.
Hoy, ser socialdemócrata, consiste en persistir en la lucha por la justicia social.
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